Pero llegó ese día y no precisamente como había imaginado porque la vida a veces te sorprende de forma inexplicable. Tan preparada que estaba, tan fuerte, y cuando aprobé mi oposición estaba en un estado bastante penoso. Llevaba más de tres meses de parón por una infección de riñón y en este estado un amigo me habló de una nueva convocatoria para bomberos de aeropuerto, me convenció y me presenté. El teórico me salió muy bien y eso me obligaba a presentarme a las pruebas físicas para las que en ese momento me sentía incapaz.
Creo sinceramente, que ese día trabajó más mi cabeza, mi pasión, mis ganas, porque mis músculos no pensé que respondieran. Y en la última prueba, la natación, lloré cuando me dijeron que había aprobado.
Y si, me convertí en la primera mujer bombera de Canarias, sin que los Parques estuvieran preparados para la incorporación femenina, sin poder tener prendas correspondientes a mi EPI con tallaje de mujer, pero todo esto no se reflejaba en la gran sonrisa de oreja a oreja que llevaba ese primer día de trabajo.
Hoy, casi 18 años después sigo siendo la única de Tenerife, pero tengo dos compañeras más en otras islas y unas cuantas más en la Península, pero seguimos siendo un ridículo 1% del total de las plantillas.
Hoy también tengo que decir que he ascendido en el escalafón, también por oposición y soy la única Jefa Dotación de Bomberos de Canarias.
Ojalá en poco tiempo tenga muchas más compañeras, si realmente desean trabajar en una profesión tan bonita como la mía.